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Estudio libro de Hechos: Capítulo 7



¡Hola Teófilitos y Teófilitas!


Antes de leer entregamos este tiempo al Señor, para que abra nuestro entendimiento y dé fruto en nuestras vidas; y por medio de Su Espíritu nos guíe en este estudio.

Leemos el capítulo que nos corresponde el día de hoy

Meditemos en el texto:

¿En qué parte de la historia nos encontramos hoy? habíamos dejado a Esteban en el versículo 6 ante el concilio y el sumo sacerdote; él en vez de defenderse, nos empieza a narrar acerca de Abraham y sus promesas para su descendencia. Esteban habla también de lo que sucedió con el pueblo y el tiempo que Dios decidió que era necesario para alcanzar aquellas promesas. Continúa relatando acerca de la descendencia de Abraham, Isaac, Jacob, los 12 patriarcas (hijos de Jacob) hasta llegar a José que también era hijo de Jacob a quien Dios le liberó de todas sus tribulaciones, dándole gracia y sabiduría.


V17. Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto

También lo podemos encontrar en:


Génesis 12: 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

Génesis 3: 14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.

Observamos que para el Señor no hay nada imposible, Nuestro Padre quiere que tengamos una vida llena de abundancia, y llena de bendiciones; pero llega el destructor, el enemigo con toda la astucia e intención de matar, robar y destruir todas nuestras promesas, así como nos lo relata Esteban en el V. 18 y 19 ( Juan 10:10), pero Dios tiene planes más grandes para nosotros sus amados Hijos; y nace Moisés, cuenta que y fue agradable a Dios; fue criado por la hija del Faraón, educado como un egipcio; él conocía sus raíces, y un día decidió visitar a los suyos; cometiendo un error y bajo la fuerza ayudó a uno de los suyos, V. 25 pero los suyos no lo vieron de buena manera. Nuevamente en el V. 26 relata que estaba Moisés al siguiente día ayudando a que dos de sus hermanos no pelearán, en medio de la discusión, uno de ellos trae a colación lo que él había hecho con el egipcio el día anterior.


¿Cuántas veces al día nos ataca el enemigo, con pensamientos destructivos?

¿A cuántos de esos pensamientos, le damos espacio en nuestras vidas?

El enemigo siempre está ahí tratando de hundirnos más y más.


Mientras el Espíritu Santo nos muestra nuestros errores con amor, para que nos arrepintamos, aprendamos y no volvamos a caer en ellos; es una decisión.


V. 32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. Dios es un Dios personal y a cada uno nos hace un llamado

V.33 Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es Tierra Santa.


Examinémonos: ¿Qué pecado, impureza tengo, que no me deja acercarme al Padre con plena confianza?.


V.34 he visto la aflicción de mi pueblo, he oído su gemido, y he descendido para librarlos.


¿No te asombra tanto amor?, aunque le fallamos y pecamos Dios nos recibe como su amado pueblo, tengamos la completa convicción de que Dios, Nuestro Señor nos oye, nos visita, nos ayuda, nos auxilia y nos libra.

Moisés fue preparado por Dios, nosotros igual que él, pasamos por los momentos donde nos dice. ¡Ten calma espera!, en ese momento estamos siendo preparados por Nuestro Señor, para recibir sus bendiciones; somos Su tesoro precioso.

Si examinamos un poco más, todo lo que habló Dios, por medio de Moisés a su pueblo Israel, observamos toda ayuda y misericordia a este pueblo desobediente que desechó su Palabra; porque aceptaron sus favores pero no le reconocieron como El Señor de sus vidas; tu y yo estamos llamados ha reconocer a Dios como nuestro Señor viviendo una vida de obediencia a Él.


¿Qué podemos pensar? ¿Qué nos enseña? ¿Nos parecemos a ese pueblo? ¿Estamos anhelando las cosas del mundo? Como su pueblo Israel anhelaba a Egipto en su corazón.


V41 Israel por ser un pueblo bendecido por Dios; salió con mucho oro de Egipto y este oro lo utilizó de mala manera. Lo convirtió en un ídolo; preguntémonos un poco ¿En que estamos usando las bendiciones que Dios pone en nuestras manos?, ¿Las estamos usando de manera correcta?


Moisés fue dirigido por Dios, Josué tomó posesión de la tierra de los gentiles, porque así Dios lo permitió, David halló gracia delante de Dios, y pidió hacer tabernáculo para Dios, pero no fue su momento y Salomón le edificó casa. Pero comprendamos algo, el Altísimo no habita en templos hechos de mano, sino que Dios quiere siempre habitar en cada corazón, en ¡Nuestro Corazón! Y por eso Esteban les dice a esto a los hombres del concilio:


V. 51 ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores en ese momento él se refería a Jesucristo.

Necesitamos rendirnos ante Cristo, con un corazón humilde, manso y abierto a su amor. No ser tercos, y necios; sino , escuchar y buscar sabiduría; la sabiduría proviene del Padre y que se encuentra en la Palabra de Dios.


V. 53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis

Esteban les habló con sinceridad, sin discutir, sin palabras ofensivas, pero para ellos la palabra de verdad fue más que ofensiva y al oírla se llenaban de enojo, porque todo lo que les declaraba era verdad, pero no lo aceptaban.


V.55 y 56 Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

El concilio enfurecido lo echaron fuera y lo apedrearon: !Cómo podemos ser de corazón tan duro, tan terco, tan cruel¡ mientras que Esteban es un ejemplo: no se quejó, no maldijo, no se llenó de ira, lo único que hizo fue pedir a Jesucristo que recibiera su alma y que perdonara a estos hombres por esta acción y después de esto solo durmió.

VERSO COMPLEMENTARIO:


Salmo 115: 4 - 8


PREGUNTAS PARA MEDITAR

¿Dónde estás depositando tu fe?

¿A qué te estás aferrando y necesitas soltar?

¿Tienes tu mirada puesta en Cristo y en sus promesas para tu vida?

¿Qué anhela tu corazón, al mundo (Egipto) o a Cristo (libertad)?


Estaremos felices de recibir tus aportes.

Mil bendiciones


Devocional: “Teofilita” Ana María Restrepo

Resumen y edición: Leidy Correa


Revisión de texto: Ángela Riasco


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